miércoles, 26 de noviembre de 2014

Una nota desafinada

Una nota desafinada sonó como mi vida en estos momentos. Hace cinco días que a la guitarra de mi existencia se le aflojó una cuerda. Una pequeña, reciente, pero muy importante cuerda. Se trata de una cuerda peluda, un poco caprichosa, con carácter, independiente, curiosa, rayada, hiperactiva, cariñosa. Generaba la nota de un miau.
Esta cuerda ya tuvo que ser reparada antes. Hace un año y medio, mientras yo estaba atenta componiendo melodías, explorando con las otras cuerdas y notas de mi guitarra, la pequeña cuerda peluda, en ese momento absolutamente negra, se cortó. Debo admitir que me sorprendí sobremanera. Era una cuerda sumamente fuerte, resistente, joven y elegante. Pero a veces alguien trae una pinza, un alicate, y puede superar cierta dureza. Fue doloroso, claro que sí. Era una de mis cuerdas favoritas. Lloré por la pérdida, por supuesto, pero sabía que ahora sus notas conformarían su melodía en un lugar mejor, más armonioso, y desde allí podría yo escuchar las nuevas canciones. Bellas nuevas canciones.
Al tiempo decidí… la palabra no es “reemplazar”. Una cuerda en tu vida no puede ser reemplazada por otra, no podrá ocupar exactamente el mismo lugar ni sus notas sonarán igual. Al tiempo decidí sumar una nueva cuerda miau. Me prometí a mí misma cuidar de esa cuerda, amarla y disfrutar de sus melodías hasta que por razones naturales estas se escuchen en aquel sitio más armonioso, donde sus notas se unan con la cuerda negra. Apenas un año después me defraudo a mí misma, y hace cinco días que la cuerda se aflojó, contra todo pronóstico. Aún no me lo perdono. No sé si me lo perdonaré del todo.
La guitarra de mi vida suena desafinada. La cuerda peluda y rayada se aflojó, y la clavija para afinarla desapareció. Las melodías ya no son las mismas, se tornan dolorosas y ausentes, les falta una nota que se había vuelto primordial. Es una nota perdida, mas no cortada. Esta vez no hubo pinzas ni alicates, solo evaporación. La incertidumbre me tortura. ¿Dónde está? ¿Tirado, perdido, abandonado? ¿Acaso mi cuerda estará generando melodías en otra guitarra? ¿Es cuestión de esperar, de tener fe en que volverá?
Mientras tanto, una nota desafinada suena como mi vida cuando vos, Milo, no estás.
Te extraño.