miércoles, 24 de noviembre de 2010

Directo

Hoy voy a ser directa, concisa y rápida.

CHE VOS, EL DESAPARECIDO DEL MSN.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡CONECTATE LA RE PUTA MADRE!!!!!!!!

martes, 23 de noviembre de 2010

Carta a un desconocido

Querido desconocido:
¿Cómo decirte esto sin que pienses que estoy completamente loca? No hay manera. Me arriesgaré a que me creas una descerebrada, pero voy a decir lo que siento. Ni hace falta aclarar que lo que me pasa ahora no es demasiado racional, si querés llamarlo así. Porque te extraño. Te extraño sin siquiera conocerte, tras haber intercambiado palabras en apariencia vacías, pero que quizá guarden un significado más profundo entre líneas. Al menos las mías sí lo hacen, y estoy casi segura de que vos ya te diste cuenta. Sin embargo, si bien creo ser capaz de leer el mensaje oculto de tus dedos, lográs confundirme. O tal vez es que me confundo sola, al darle siete mil vueltas a lo mismo, dudando de mi propia “capacidad” o “posibilidad” de “atracción”. Ya me propuse ser directa, pero mi timidez esta vez no me lo permite. Me dijeron que no se trata de timidez, sino miedo. Disfrazo mi temor en timidez y evito hacerte unas cuantas preguntas solo por miedo a leer tu respuesta. ¿Es que prefiero vivir en una ilusión? No. Pensándolo mejor, no quiero crearme una imagen fantasiosa de tu mente, tu manera de actuar y tus sentimientos, porque después la que lo pasa realmente mal soy yo. Y lo digo por experiencia, porque ya me pasó.
Bien, la cosa es que te extraño. Extraño ver tu nimio nick en verde, esperando ser clickeado. Extraño ver el anuncio de “está escribiendo un mensaje” inmediatamente después de enviar el mío. Extraño tus molestos apodos, que soporto solo para divertirte. Extraño tus risitas, tus términos, tu buena onda. Extraño los mensajes subliminales que creo captar en tus frases. Te extraño.
Pero me niego a enviarte un mísero mensaje, a pesar de lo que me puedan decir e insistir. No quiero molestarte, porque sé que tal vez en este momento el día se te va con la cara pegada a un libro, sé que es importante, y no quiero ser yo quien te interrumpa. Me muero de la ansiedad, me muero por saber qué estás haciendo, dónde estás y por qué no aparece tu nombre en verde; si es realmente por culpa de tu futuro. Yo creo que sí. Pero bueno, esta es mi forma de “dejar de extrañarte” por un ratito, y así dejo de comer de pura ansiedad…

Te mando un abrazo fuerte, y espero verte pronto.
 Magui.

lunes, 8 de noviembre de 2010

No habla bien de mí

¿Sabes qué? El blog no habla bien de mí. Quiero decir, sí, acá vuelco lo que siento, etcétera, etcétera. Pero lo que suelo volcar solo son inseguridades, temores, broncas, enojos… no es muy alegre que digamos. Así que, te puedo ir avisando, esta entrada no va a ser muy original. Me gustaría también escribir sobre la euforia que puedo sentir a veces, o la alegría que me embriaga cuando algo sale como esperaba. Pero probablemente, si tuviera que poner por escrito exactamente lo que pasa por mi cabecita estúpida, sería algo así:

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AAAAAAAA
TUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU
TUUUUUUU
TUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU
TUUUUUUU
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AAAAAAAA
PIRIPIPI PIPI-PIPI
SOY FELIZ, SOY FELIZ, VAMO’ QUE LA VIDA ES UNA FIESTA (EESSSOO)
(Baila, baila, baila, salta, salta, salta, grita, grita, grita, abraza, abraza, abraza)

– Traducción: Cerebro bloqueado por felicidad irracional –

Eso no quedaría muy bonito en un blog. Salvo que lo que valga sean los colores llamativos y demás. Pero… no me interesa. No me interesan los colores llamativos en letras mayúsculas. Y menos ahora, que estoy sufriendo uno de esos cambios rarísimos de ánimo que me agarran de vez en cuando. Bueno, “rarísimos”. No es que vienen de la nada, sino que son exagerados. En fin.

PAUSA: El blog no está hablando bien de mí porque hasta ahora, según esta entrada, soy una persona que se bloquea cuando está feliz, no le gustan los colores llamativos y tiene una curiosa bipolaridad. FALSO.

A ver, el día empieza genial ¿no? Te despertás a la mañana con toda la expectativa de compartir tus novedades con tus amigos, después de haber juntado sucesos por dos días y haber luchado contra tus putas dudas para mantener tu felicidad presente. Hasta ahí, simplemente genial. Pero ¡Oh! Hernán te pone tarde en la libreta por llegar a la mitad de la oración de “Bandera de la patria, celeste y blanca”. Lo más lindo es que no fue tu culpa que hayas llegado tarde, sino de un familiar a quien se le ocurrió que ese día iba a hacer todo a una velocidad desesperantemente lenta. Bueno, la llegada tarde, vaya y pase. Día de colegio, vaya y pase. Es más, tuviste la espléndida noticia de que ya tenés aprobado el último trimestre de historia, y salvaste biología (Gracias, ocho), y ya tenés hecha la tarea de CC para mañana. Charlaste y les contaste todas las novedades a tus amigos, muy bien. Día de colegio, hoy te sacaste un nueve. Estás perfectamente aprobado.
Pero llegas a tu casa y descubrís que tu día no es tan genial como esperabas. No es tan genial, porque te pegaron donde más te duele. Bueno, está bien, fue apenas un golpecito, pero eso solo hizo que las putas dudas bailaran el chamamé adelante tuyo y te deprimas. No querés llorar, no vas a llorar, porque tampoco es para tanto. Pero te dolió ese golpecito. Te dolió mucho. Demasiado como para ser normal.

PAUSA: El blog no está hablando bien de mí porque dice que soy tremenda exagerada y no valoro las cosas lindas de la vida diaria. Ok, no. FALSO.

Conclusión: Barritadebonobon (Te amo) no habla bien de mí.

Cosas que hacer: Tratar de traducir las onomatopeyas en palabras y escribir algo alegre.

Gracias, chau.  

sábado, 6 de noviembre de 2010

Nada.

Quiero que nunca se acabe este momento, en donde todo es nada sin ti.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Imaginación

Soy retraída. Sí, a menudo me gusta conversar con mis propios pensamientos. Sin duda, pienso más de lo que hablo, y aunque a veces mi voz da un mensaje distinto al que da mi cabeza, no suelo mentir. Me refiero a mentiras grandes.
Soy retraída, en ocasiones demasiado, pero me gusta conversar con mis propios pensamientos, y si bien puedo llevarme bien con el curso de mis cavilaciones, a veces estas me juegan una mala pasada; quiero decir, logran desesperarme, inquietarme, atemorizarme. Eso pasa cuando pienso demasiado, cuando le doy vueltas y vueltas a un mismo tema insignificante. Casi siempre, aunque el estímulo sea a simple vista positivo, tiendo a mirarlo desde otro ángulo buscando algún mensaje oculto, por decirlo de alguna manera. Generalmente, lo encuentro (o creo encontrarlo), mas difícilmente traduzca ese mensaje en algo simplemente bueno. Y entonces, al ver el oscuro panorama que el secreto me revela, me desespero, me inquieto, me atemorizo. Y se me nota en la cara. La preocupación es algo que no puedo ocultar, ni tras una sonrisa que intenta ser alegre o palabras que simulan ser entusiastas.
Entonces, sabiendo lo que me espera, decido confiarle mi temor a ella. Como ya sabía que pasaría, ella estalla en una serie de frases, que todas resultan ser sinónimo de “No digas estupideces”. A veces le hago caso, a veces no. En realidad, lo que necesito es algo que justifique, que me diga por qué creen que mis pensamientos toman el camino equivocado. Ahí es cuando acudo a alguien más, que logra explicarme la razón de mi error. Bueno, luego de eso me tranquilizo.
Pero una pequeña parte de mi mente sigue pensando. ¿Y si no? ¿Y si quien se equivoca es… ese alguien? Entonces esa partecita de mi cabeza espera alguna señal que indique que tiene razón. Al mismo tiempo, el resto de mi cerebro comienza a hacerle caso de nuevo, pero esta vez de la mano de la resignación. Me dice: No te enganches. Tomalo con indiferencia. Reaccioná luego adaptándote a la situación. No imagines nada.
El único problema es que el 80% de mi mente trabaja con la imaginación. Al fin y al cabo, lo que me desespera, inquieta y atemoriza, es lo que imagino que quiere ocultar el mensaje positivo. ¿No? Solo son suposiciones.

Ya veremos como avanza el fin de semana.