lunes, 31 de diciembre de 2012

2012, te portaste

Bueno, miro hacia atras, hago una especie de evaluacion de mi 2012, y la verdad que no me puedo quejar. Realmente, me animo a decir que fue uno de los mejores años, donde pude hacer muchisimas cosas que me gustan, y de alguna manera senti que creci un poco.
Recordando cuando fue mi cumpleaños 16, que pense "no me siento diferente". Pero ahora, miro hacia atras, y estando a punto de cumplir 17, sì estoy segura de sentirme diferente.Es que, el cambio no viene de un dia para otro, ¿no? Es todo un proceso.
Volviendo al tema (sí, tengo problemas de distraccion), el 2012, para mi, fue un gran año. Siento que mi autoestima crecio, en el buen sentido. Puedo apreciarme a mi misma y reconocer mis puntos fuertes, asi como tambien puedo ver mis defectos, mis muchos defectos, e intentar trabajar sobre ellos. 
Academicamente, estoy conforme. Si bien luché mucho con mi ineptitud para matematica, logre terminar el año sin nada pendiente, y en el ambito extraescolar, aunque sufri unas pares de crisis, puedo decir que este año fue variado y eso me pone feliz. No me estanque en nada. Pude rendir con exito dos niveles de Tap, realizar un curso de Diseño Web, probar unas clases de Teatro, crecer en Terapia, poner mi cuerpo en movimiento con Danzas Afro, y si bien fue un año accidentado para Francés, me veo con todas las ganas de retomar el año proximo desde donde dejé.
Ese año me senti mas incluida que nunca en un grupo de amigos, a quienes aprecio y valoro muchisimo, y espero verlos en el corto verano que pase en mi casa, y que la relacion se fortalezca durante el año proximo, donde todos finalizaremos una etapa super importante en nuestra vida. Realmente, amo el grupo que se formo, y aún asi poder conservar viejos pero extraordinarios amigos, insuperables. Creo que son lo mas importante que tengo, el amor que este año senti por toda la gente nombrada tacitamente en este parrafo, no puedo explicarlo con palabras.
Y, en los asuntos del corazon... lean todo mi blog y se van a dar una idea. Ah. Nah, como conclusion final, debo decir que estoy re contenta. Senti que creci mucho este año en ese sentido, puedo de a poco ir superando mi timidez, formar mas mi personalidad sin temor a mostrarla y compartirla. Cerré etapas, cumplí misiones (jaja), y construi algo muy importante para mí.
No sé qué me traerá este 2013. Muchos cambios, sin ninguna duda; ya los estoy sintiendo. Me da un poco de miedo, por un lado. Pero por el otro, mucha curiosidad. estoy llena de expectativa. Sea lo que sea que me traiga el nuevo año, voy a hacer lo posible por afrontarlo con la mejor energía que pueda.


viernes, 28 de diciembre de 2012

En vivo y en directo

Bueno, algo es algo, aunque no esperaba exactamente eso.
Es re loco cómo trabaja el cerebro de uno. Quiero decir, en los momentos menos pensados pueden surgir interesantes conclusiones. Como hoy, es decir, recién, cuando fui al baño luego de ver A Roma Con Amor, dispuesta a sacarme las lentes de contacto. Es cierto que siempre pienso en lo mismo, es normal que en medio de una conversación en la que aparento estar presente, de pronto me yerga con los ojitos brillantes y dé a conocer alguna idea mediocre sobre el tema que se desarrolla constantemente en mi cabeza.
Pero ahora fue diferente, o eso espero. Cuando me dispuse a sacarme las lentes de contacto, acudió a mi mente la siguiente conversación inventada.
- ¿Cómo se supone que lo tengo que tomar?
- ¿Qué? 
- Esto. ¿Cómo se supone que lo tengo que tomar? ¿Que ya tenés las cosas claras, pero te faltan huevos para decirlo?
- Pará, vos dijiste que me tome el tiempo que considere necesario.
- Y vos dijiste que 

PARÁ PARÁ PARÁ (esto no tiene nada que ver con lo anterior, o tal vez sí. No, en realidad no, pero necesito escribir a medida que mi corazón salta desbocado, interrumpiendo súbitamente lo que estaba escribiendo)
Yo estaba preparándome psicologicamente para sufrir una desilusión porque la Ley de Atracción no me funcionaría, y la fecha (hoy) a la que yo le estaba poniendo tanto ímpetu en recibir un mensaje tuyo sería un día más con tu ausencia de palabras. Pero.. yo me encontraba plácidamente transcribiendo la conversación que acababa de recrear en mi mente mientras me quitaba las lentes de contacto, y en la segunda pestaña de la ventana que ahora tengo abierta, apareció un texto intermitente que decía Abisal Boy te envió un mensaj...
Y fue en ese momento que mi corazón se paró una milésima de segundo y dejé al instante lo que estaba haciendo para abrir Facebook. Y allí, viendo el chat cerrado, en azul con el numerito rojo, me dije a mí misma, respirando con más lentitud
- Magalí, todavía no cantes victoria. No te hagas ilusiones, y todavía no festejes por el resultado de la Ley de Atracción. (que, dicho sea de paso, es muy probable que la esté usando mal)

Todavía no voy a publicar esto.. voy a esperar a ver si tengo algo más para decir. No me gusta (andá a saber por qué) hacer varias publicaciones en un solo día.
Me gusta esto de escribir en vivo y en directo.
Perdón, sacá la palabra "directo". Esa palabra no merece estar en una entrada etiquetada con Abisal Boy, el rey de las vueltas.
Debería empezar a ponerle horarios a cada frase suelta que escriba.
12:59 a.m esta entrada no se estará haciendo muy chiclosa?
01:01 a.m si me clava el visto, voy al grano. si me contesta, esperaré para ir al grano. si no contesta ni clava el visto, no haré nada al respecto.
01:02 a.m me contestó. Esperaré.
01:02 a.m me puso una carita feliz. Odio a este tipo. Las caritas no estaban en mis planes. ¿Es como si te clavaran el visto, no?
01:03 a.m osea.. tengo que ir al grano? Sí.

Deséenme suerte, esta entrada se tornó chiclosa. Espero que hayan podido leer todo sin dormirse,
 bye bye. 


miércoles, 26 de diciembre de 2012

Un tenso y vano intento

Debo decir que sólo tengo tres horas de sueño. Algo para nada normal en mí, que acostumbro dormir mis saludables ocho, nueve, diez, once, incluso doce horas. Y no, no es que haya estado de joda (bueno sí, pero más temprano, cuando llegué a mi casa podría haber dormido tranquilamente unas ocho horas), sino que anoche se agolpó en mi cabeza todo el caos de pensamientos que mas o menos venía controlando hasta ahora.
Se me hizo insoportable, echa bolita bajo las sábanas, cerrando con fuerza los ojos y apretando la cara contra la almohada, rodeando mi cabeza con los brazos, en un tenso y vano intento por frenar el ejército audiovisual inventado que se arremolinaba ,y atormentaba a mis frágiles neuronas. Llegó a dolerme el cerebro. 
Por eso, a pesar de haberme ido a acostar a las dos y media de la madrugada, a las cuatro me encontraba hundida en el sofá con los ojos rojos fijos en un capítulo de The Big Bang Theory. Una decisión muy sabia de mi parte, ya que con eso logré distraer mi mente y no pensar ni atraer nada, porque mi imaginación en aquellas horas de la mañana no eran lo que se dice positivas. Casi lloro. Caaaaasi. 
No voy a intentar describir acá las imágenes y situaciones que recreé en mi mente la pasada noche, ya que son bastante (muy, demasiado) gráficas y me sentiría muy vulnerable. Sí, algo de sentido de la privacidad todavía tengo. No es como dice mamá: no tenés vida privada. Tengo pensamientos privados, lo que publico acá tan solo es la mitad (o menos) de todo lo que pienso. Pienso, imagino, invento, recuerdo, etc, etc,etc. 
Escribo un montón de pelotudeces cuando todo se podría resumir en "te extraño, quiero que vuelvas". 

lunes, 24 de diciembre de 2012

Noche buena pobre

Aclaración 1- Para leer un lindo mensaje de Navidad, ignore la parte A, y lea directamente la parte B.
Aclaración 2- Si lee la parte A puede pensar que soy una psicópata agresiva.
Aclaración 3- Hasta donde yo sé, solo soy una pibita con problemas.
___________________Parte A___________________
Creo que este es el diciembre más pobre en la pobre historia de mi pobre blog. También, creo que la víspera de noche buena en la que mi humor está más pobre. En la que la paz con mi vieja pende de un hilo, que se rompe y volvemos a anudar vagamente varias veces desde el jueves. Cuando ninguna quiere admitir la culpa, y cuando yo no puedo pensar con claridad. No me considero una persona muy estable, mi humor puede cambiar diez veces en una hora, y cualquier cosa puede molestarme, irritarme, enojarme. A veces hago cosas sin saber por qué, y luego me arrepiento profundamente. A veces, también, lo único que puedo sentir en mi interior es el fuego abrasante de la furia. Y mi dramatismo provoca querer arrancarme los pelos, cerrar los ojos, gritar con todas mis fuerzas y desaparecer. O que todo a mi alrededor desaparezca. En esos momentos siento como si mis órganos se agitaran y chocaran contra las paredes de mi torso, veo todo rojo, y una fuerza imposible de ignorar quiere salir de mí por donde sea, a modo de agonía. Pierdo el control de mi voz, de mis ojos furiosamente abiertos, siento todo arder, todo agitarse, caos. Ya no escucho, no razono,  y todo me duele de una manera que me hace enojar. Siento mis extremidades tensarse y temblar, emanando violencia. No me conozco, y solo ella puede provocar todo esto en mí. Desconozco la razón. 
___________________Parte B___________________
Bueno, les deseo a todos los lectores(?) y los que no leen, también, je, una muy feliz Navidad, Noche Buena, etc. Que la pasen con la mejor onda posible, que deseen con todas sus fuerzas y recuerden que el mejor regalo es estar acompañado y alegre, porque la alegría contagia y genera una hermosa atmósfera. Los quiero, les deseo lo mejor, y todo eso (: No estoy en un momento muy expresivo, pero espero que la pasen muy muy bien. 


lunes, 17 de diciembre de 2012

Sentir, dos segundos.

¿Qué día es hoy?
17 de Diciembre.
Ajá, entonces, me podrías explicar
¿POR QUÉ CARAJOS ESTAMOS A 17 DE DICIEMBRE 
Y TODAVÍA NO PUBLIQUÉ NADA?
¡Como si no tuviera cosas sobre las cuales escribir!
¡Claro que tengo cosas! ¡Millones de cosas!
¿Por qué te cuesta tanto apoyar el culo, sentir dos segundos 
y tipear aunque sea una simple oración introductoria?
Ah, sí. Apoyar el culo y sentir dos segundos, aunque sean solo dos míseros segundos, te duele.
La vez anterior tardaste tres días (tres días de puras lágrimas y hundimiento 
en lo más recóndito de tu habitación) y finalmente exteriorizaste. 
Esta vez, te estás tardando demasiado
Si bien no estás precisamente bañada en lágrimas y hundida en lo más recóndito de tu habitación. 
Quiero decir, desde el detonante no te sentaste a sentir. No hubo ganas, pero fue en vano. 
El dolor igual te persigue donde vayas ¿no? Eso es. 
Te distraés, te sentás dos segundos y sin permiso llega el dolor
El recuerdo. La duda
Bah, lo de siempre.

Acá tenés tu entrada de diciembre. 
Una cagada, pero no quiero sentir, dos segundos. 

lunes, 26 de noviembre de 2012

Miedo al abandono

Okey, en esta entrada, me llevo el crédito por haber escuchado de mi madre y luego por haber tipeado tooodo este texto, pero no por haberlo pensado (ojalá supierta tantas cosas). El verdadero autor de los párrafos siguientes es el  Dr. Rogelio D'Ovidio, en su libro "El Poder de Cambiar".

"¿Qué pasará con aquellos pensamientos que nos pueden hacer sufrir o gozar?
Imaginemos que sentimos temor en una situación determinada. Como el temor es una sensación displacentera, la acción que genera es la de retirada de la situación.
Supongamos que el temor es a sufrir el abandono de otras personas. ¿Qué es lo que sucederá? Simple, es muy probable que abandonemos primero al otro, para evitar que “el otro nos abandone a nosotros tarde o temprano”.
Muy bien, se dio una circunstancia y reaccionamos movidos por ese pensamiento, cosa que se podría graficar así…

ABANDONO ALGO O A ALGUIEN  ß  TENGO MIEDO DE QUE ME ABANDONEN
(acción)                                                 (pensamiento)
Aquí ha ocurrido una acción, pero lo que dificulta todo para nosotros y para los demás es que los pensamientos que subyacen en la acción muchas veces no se aprecian. Ellos están dentro de cada uno de nosotros, y por lo tanto están como “escondidos” en nuestro interior sin mostrarse claramente. Lo único que es manifiesto y visible es la acción misma. […] y esto es lo que puede generar enormes dificultades en el momento de vincularnos con los demás, porque sólo nosotros sabemos la causa que dio origen a la acción.
Entonces lo que se ve de manera concreta desde fuera de nosotros, o sea, desde el que recibe nuestra acción, se vería así:
ABANDONO ALGO O A ALGUIEN  ß  ¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿?????????????
(acción)                                                   
La persona que sufre nuestro abandono no tiene idea de cuál es la razón por la que lo hicimos. Lo único objetivo es la acción. El motivo queda en la más absoluta de las incógnitas a menos que lo manifestemos expresamente, cosa que raramente sucede. Esto da lugar a la interpretación que la víctima del abandono quiera hacer, dado que quedó un terreno libre para la especulación.
Y así la gente se lanza a colocar sobre nosotros todo tipo de motivos que pueden habernos llevado a esa acción específica, la mayoría de los cuales son inexactos. Uno solo es exacto y es el que conocemos, el “miedo al abandono”, pero la otra persona no lo sabe.
Aquí se inicia entonces un conflicto que puede costar mucho resolver, porque hay algo no dicho que deja en el otro la posibilidad de la libre especulación.
Un pensamiento sostenido el tiempo suficiente genera una determinada acción. Existen necesidades o pensamientos que se dan una vez y luego cesan pero ¿Qué sucede con aquellos pensamientos que se repiten sin cesar?
Las personas que tememos al abandono muchas veces lo hacemos de manera repetitiva. Es raro que temamos hoy y mañana no. Por lo general, mañana será igual que hoy, es decir, seguiremos temiendo día tras día hasta que ese tema sea resuelto. "

El texto no termina ahí. Después de esto viene la parte que se supone que es más importante, pero la verdad me cansé de tipear. Tal vez en un futuro haga la segunda parte, o tal vez no.
 En caso de que no, básicamente el texto continúa hablando de los hábitos, de cómo se construyen, y en relación con este ejemplo, habla del hábito de abandonar, no sólo personas, sino actividades o cosas.
De ahí pienso: yo tengo tendencia a abandonar actividades... ¿Acaso no estaré proyectando?
 Miriam te necesitooooooooo!
 
El título es una cagada, pero no se me ocurrió otro mejor. Mis otras ideas, como "Dr. Rogelio nos habla del abandono" o "Sólo escuché y tipeé" fueron absolutamente patéticas.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Para mí - Zabo & The Tutti Frutti Orchestra

 
Hay que bajarse en la próxima estación
No estamos listos para continuar este viaje los dos
Porque nuestros trenes nunca van a ir en la misma dirección
Y aunque quede esperando no vas a darme lo que necesito yo
 
No me importa si ya no estoy con vos
Para mí siempre hay otra canción
No me importa si ya no estoy con vos
Para mí siempre hay otra canción
 
Hay que bajarse en la próxima estación
Ya estamos listos para terminar con esta situación
Y desde el andén me pongo a despedir los momentos junto a vos
Puedo pasar de hoja y ponerme a escribir una nueva canción.
 
No me importa si ya no estoy con vos
Para mí siempre hay otra canción
No me importa si ya no estoy con vos
Para mí siempre hay otra canción
 
No le importa, no le importa
Mirá bien como no le importa.
No me importa si ya no estoy con vos
Para mí siempre hay otra canción.
 
No me importa si te veo con él
Prestándole discos que te regalé
O si lo veo usando el sweater
Que en tu casa dejé en tu cumpleaños 23
 
No me importa si lo vas a llevar
A fiestas o recitales donde te hacía entrar.
Lo que sí me puede molestar
Es encontrarlos bailando nuestra canción especial.
 
No me importa si ya no estoy con vos
No, no, no, no me importa si ya no estoy con vos
No, no, no, no me importa si ya no estoy con vos
Lo repito hasta que me lo crea yo.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Chocolate estancado

Sos detestable. Mil veces ya dije que la duda es detestable. Y vos no dejás de generar dudas. Te detesto. Por momentos (como este), no quiero saber más nada. Me dan ganas de dejar todo acá. Sufro tanto. Ya sé que en gran parte es mi culpa. Mía, y de mi cabeza tan desmesuradamente melodramática. La paso tan mal, te juro. No puedo ver nada de lo que hacés, nada. Y al mismo tiempo, es más fuerte que yo y mi masoquismo no asumido me obliga a mirar. Y lloro, pataleo, grito y me arranco los pelos. Ok, tanto no. Pero por dentro, no estoy muy lejos de llegar a tal punto de desesperación.
Me acabas de arruinar una chocolatada. Terminaba felizmente de prepararme una chocolatada, con galletitas y todo. Se me estaba pasando el arranque de nosequé que me agarró al mediodía al caminar como una autómata sabiendo, en el fondo, que no me seguías. Y no se me ocurre mejor idea que stalkearte, como para no perder la costumbre. Me quitaste todo deseo de chocolatada que tenía. Decime ¿Ahora qué mierda hago con la taza llena al lado mío? No la voy a meter en la heladera para tomarla después, porque sé que eso nunca va a pasar. No me gustan las tazas con contenido viejo en la heladera. Me repugnan. Como me repugnás vos. Bah, me repugna esta sensación, que dejo que produzcas en mí. Mi culpa.
Me da mucha bronca que estés compartiendo algo con alguien que tranquilamente (deseablemente, preferentemente) podrías compartir conmigo. Me hace mal. Me estoy volviendo loca, no sé. No estoy en mi mejor momento, de eso no hay duda. Lo único que quiero hacer es reventarme la cabeza contra la pared; o meterme bajo las sábanas y mojar la almohada con lágrimas derrochadas en indicios que creo ver. ¿Están ahi o no? No tengo la más puta idea. Y vos sos tán hermético que me resulta imposible hablar con vos. ¿Cómo tengo que interpretar tu silencio? ¿Tu evidente incomodidad? ¿Tu debilidad? ¿Tu personalidad tan rara?
No jodés cuando decís que sos anormal. Cada día estoy más segura de eso.
El chocolate se estanca en el fondo de la taza, y la revuelvo una y otra vez, sin el más mínimo apetito.
 La cabeza me explota. No voy a estudiar. A estas alturas me chupa un huevo. También sé que voy a terminar haciendo el único miserable punto del tp que me toca, a las 11 de la noche, tras un ataque de nervios por la hora que es, el sueño, lo atacado durante el día, y mi paranoia continua.
------------------------------
Qué ridícula me acabo de sentir parada al lado del microondas, sollozando (patéticamente, con lo ojos cerrados y completamente erguida) con una servilleta de papel apretando mis fosas nasales. Este tipo de llanto me recuerda al que me acosaba hace exactamente un año atrás. ¿Qué, es la época? Odio noviembre. El mes de la desesperación. Tres años seguidos con la misma sensación en el mismo momento. Pero dedicado a personas diferentes. Me pregunto quién será la causa de mis lágrimas el año que viene. ¿El fin de mi etapa escolar? Puede ser, eso supondría un cambio por lo menos.
Qué fácil sería todo si... ß Imposibilidad de terminar la frase a causa de más lágrimas. ¿Imbécil? Nah, ni ahí.
Una mosca ronda mi chocolatada, con evidente interés. Bueno, por lo menos alguien quiere tomarse la asquerosidad de chocolate estancado que tengo al lado.
En algún momento voy a tener que enfrentarme a tu incomodidad, y plantearte un par de cosas. Igual, de a poco me voy hartando de plantearte cosas. Sos tan inactivo, la re puta que te parió. También me estoy cansando de ser una simple sospecha en tu entorno. No existo. No soy ni una cosa ni la otra. Sigo haciendo equilibrio. Encima, ese apodo horrible que me pusiste como una especie de código. Apodo horrible, un asco, lo detesté desde que me contaste la anécdota de su origen. ¿Por qué no puedo ser Magui?
Me imagino tus conversaciones.
- Mañana voy al cine..
- ¿Con quién?
- Eh... Huu.. Ehh.. Ahm.. con.. eh.. con..
- ¡Con -ingrese apodo detestable aquí- !
- Jajaja, sí.
Agh, lo odio! ¿En serio tan mal la vas a pasar si blanqueás un toque las cosas? No sé que terrorífica idea tendrás de aclarar nuestro estado. No sé qué te imaginás que pueda pasar después. No sé si ya dije esto (soy consciente de que soy reiterativa, pero ya ni me acuerdo qué cosas dije, qué cosas escribí y qué cosas pensé) : Puedo aceptar tu inexplicable y exagerada vergüenza, pero no la comparto ni la entiendo.
Como no la entiendo, paso a elaborar hipótesis. Y no descarto nada, simplemente porque aún no puedo comprobar nada (Entiéndase por comprobación: preguntarte y que me respondas lo más sinceramente posible. Todavía no junté valor). Una de mis hipótesis, la más temible, desde mi punto de vista, es a) que nunca hayas tenido real interés -enotracosa- y te lleves el premio al actor del año. Otra, b) que simplemente seas excesivamente tímido y autolimitado. c) que planees dejar todo en un futuro cercano y no sepas cómo decírmelo d) que efectivamente tengas todo planeado y sepas cuándo es el momento de decírmelo.
------------------------------
Tengo amigas videntes, eh. Me voy a hablar por telefono, no me queda otra que dar por terminada esta entrada, o sé que no la voy a publicar más.  
------------------------------
Ay, qué lindo se siente descargar.

martes, 20 de noviembre de 2012

11

1. Violín.
2. Taller literario.
3. Más afro.
4. Dibujo.
5. Música.
6. Cine.
7. Verde.
8. Armonía.
9. Lectura.
10. Equilibrio.
11. Arte.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Respirar de nuevo

¡Ay sí, ay sí, ay sí! ¡Me escuchasteeeee! dadadadada qué feliz estoy. Te hiciste esperar, puto. Creo que nunca me alegré tanto de verte. No vuelvas a asustarme así.. sabés que tengo una cabeza pesimista, pensé que no vendrías. ¿Justo esta vez tenías que tardar? Sabés como tengo los nervios.
La película dramática inevitablemente se reprodujo en mi cabeza, pero ahora no parece más que un grotesco. El alivio que experimento en estos momentos.. Exageré, lo sé. Vení, quiero darte un abrazo. Puedo respirar de nuevo.

viernes, 16 de noviembre de 2012

No me abandones

Creo que, en algún momento, te terminás encariñando con aquel que detestaste durante tantos años. Te encariñás cuando comienza a volverse necesario, y realmente no querés que te abandone. Muchas veces me olvidé de él, cayó de sorpresa y para colmo fue recibido con mala cara. ¿Será por eso que ya no querrá visitarme más?
Es de personalidad complicada.. cuesta acostumbrarse a él, no tiene esa facilidad para "hacerse querer", pero a la larga, como ya dije, lo logra.
No tiene sentido que se enoje conmigo ahora, hace meses que pienso en él casi constantemente, deseando verlo cuando es estipulado. Con un poco de ayuda se volvió puntual, para mi gran alegría. No más sorpresas, y eso hizo que me encariñase.
Por eso ruego que no me abandone, lo quiero, lo necesito, aún no estoy lista para deshacerme de él. ¡Volvé, por favor! Te extraño, no retrases más tu llegada, a menos que quieras que la contractura del hombro se termine de convertir en piedra, irreversible, pesada. Y vos no querés eso, porque, aunque me costó admitirlo, ya sos parte de mí.
Intento tranquilizarme, consolarme a mí misma insistiendo e insistiendo que en algún momento volveré a verte, en un futuro cercano me encontraré con vos nuevamente. En cuestión de días. Es lo que más quiero, en estos momentos. Sino, no sé que voy a hacer. No lo sé.

domingo, 11 de noviembre de 2012

El muro de vidrio antibalas

Probablemente mi proceso de selección sea el normal… aunque a veces me asusta el parecido. Es como si buscara adrede una persona con determinados defectos, esos defectos ya conocidos. Pero ser conocidos no los hace más tolerables. En uno me genera enojo; en el otro, desilusión.
Me lastima estirar la mano y no poder tocarte, que ante las circunstancias construyas una pared invisible, divisoria y compacta. Estableces un muro de vidrio antibalas entre nosotros. Tu cuerpo se retrae casi con miedo, tus ojos escrutan el entorno evitando mi posición, y me pregunto cuál será exactamente tu temor. Me duele no poder ayudarte, que vos no quieras ser ayudado. Se supera enfrentando, pero vos no pareces tener el más mínimo interés en cambiar algo. Y ¿adiviná qué? eso duele.
No tiene nada que ver con vos. Es un problema suyo. Lo sé.  Pero mi ego es lo suficientemente grande como para pensar, en ocasiones, que el asunto es personal.
 
Si te pudieras ver desde afuera a vos mismo, tal vez notarías la rigidez de tu comportamiento. Ojalá te pudieras soltar, dejar fluir, dar pase libre a la espontaneidad
 
Nos vemos tan estúpidos clavados al suelo uno junto a otro, como forzando una cercanía no deseada. Quizás realmente no sea deseada, y en tal caso preferiría que me lo dijeras. No comprendo las indirectas, me cuesta mucho estar segura de haber captado alguna. Me siento tan estúpida rozando tu mejilla, tan forzada, tan limitada.
El disimulo es absurdo cuando ya no hay nada que esconder. Tenés que admitir que esto ya es noticia vieja, nadie se sorprende, a nadie le importa. Llama más la atención el disfraz con el que insistís cubrirte.
 
Tengo otra hipótesis, tan pesimista como ególatra, para explicar tu comportamiento. Quizás simplemente tengas un problema con la taradita que anda atrás tuyo todo el día. Tal vez no quieras ser permanentemente avergonzado por la niña constantemente despeinada.
lalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalala
me distraje, chau.  

domingo, 28 de octubre de 2012

El gato entre las palomas.

A ver, cómo te digo esto sin parecerme a vos.
No sé si lo que me da bronca es tu falta de.. ¿Qué te falta? ¿Legitimidad? No es esa la palabra.. Verosimilitud. Sí, tal vez. No sos verosímil, a mi parecer.
Por ciertas razones, yo creí que mi aversión hacia vos se debía simplemente a que había conocido tu existencia bajo circunstancias desfavorables para una buena relación. Pero hoy, estoy aprendiendo que tener gustos en común no hace que dos personas puedan llevarse bien. Vos y yo no nos llevamos bien, ni mal, ni nos llevamos. Y la verdad no planeo cambiar esto; no tengo el más mínimo interés en saludarte o invitarte a mi cumpleaños. De hecho, acabo de decidir, no lo voy a hacer, no voy a dar el brazo a torcer como hice anteriormente, obligándome a mí misma bajo las palabras "no seas forra, va a quedar afuera, y en definitiva no te hizo nada".
No tengo un hecho concreto por el cual hacerte la cruz (?). O tal vez sí. Es que ¿Pueden ser tan pocas las personas que vean a un gato entre las palomas(tengoqueterminardeleeresecuento,peroeltítuloilustraestaentrada)? Me sobran los dedos de una mano para contar quienes estén de acuerdo conmigo.
Es buena piba. Te cagás de risa. Ay, tiene cara de nenita, mirá esos cachetes. Es calladita.
Nada de eso me convence. Nada.
Las personas no suelen caerme mal por cualquier cosa. A veces incluso intento ser tolerante. Sólo existen 3 personas con quienes no tengo interés de hablar. Las tres bastantes diferentes entre sí, pero parecidas en algún punto.
Y.. no tengo más nada que decir. Tengo sueño, deseaba escribir algo, y cada vez que desafortunadamente aparecés en mi inicio, mi ceño se frunce ligeramene. Apareciste, y escribí.

lunes, 8 de octubre de 2012

Aprender a no planear

Tengo que aprender a no planear.
Porque cuando las cosas no salen,
me frustro. Mucho.
Y tengo tendencia
a que las cosas no me salgan.
Y me frustro más.
 
Sos tan inflexible, Magalí.

jueves, 4 de octubre de 2012

El Juego II

- Calmate, por favor. Respirá hondo, pensá lo que hacés - suplicó aquella chica de rasgos rapaces. Su máscara impasible se había hecho añicos hacía un rato, cuando descubrió lo peligroso que era jugar con fuego. 
- Vos pensá lo que hacés, cara de buitre - amenazó Amanda. Difícilmente algo pudiera sacar a la luz el verdadero lado agresivo de esta chica tan tranquila e inofensiva. Pero la desconocida había dado en el clavo, y ahora debía enfrentarse a las consecuencias.
- ¡Calmate, por favor, que yo no tengo la culpa de nada! - exclamaba aterrada la Buitre, mostrando las palmas en gesto de rendición.
- ¡Cayó el rocío, cayó el rocío! ¿No entendés, estúpida? - le espetó Amanda, histérica. - Todo era cierto. ¡Tenía razón! ¡Y yo no quería creerle! Cayó el rocío. Se acerca el final. ¡Voy a morir! ¡Y todo por tu culpa! ¡Por un maldito pájaro! Voy a terminar con todo. - se oyó un chasquido, y la Buitre profirió un grito de horror.
- ¡No! ¡No! ¡Por favor! - buscó con la mirada al que había provocado todo aquello. - ¡Mauro! ¡Ayudame! ¡Controlala, decile que pare! ¡Mauro!
Mauro se hallaba congelado en un rincón de la habitación, con los ojos fijos en la situación, no daba crédito. Su helada incomodidad se podía sentir á kilómetros de distancia. Amanda no lo miraba, en cambio, apuntaba todavía a la Buitre, la inminente amenaza. Las lágrimas, mezcla de bronca y una profunda desilusión, dibujaban agónicos surcos en sus mejillas encendidas. Quería acabar con todo.
La Buitre imploraba ayuda a Mauro, quien al final lo único que pudo articular fue:
- Amanda... calmate.
Solo al escuchar su nombre, sus ojos se encontraron con los de Mauro. Sus piernas temblaron y su expresión trastornada flaqueó. Él le mantuvo la mirada durante unos segundos, hasta que Amanda finalmente aflojó su posición. Los dos restantes suspiraron aliviados. Pero Amanda siguió aflojándose, cayendo de rodillas al suelo, tapándose el rostro con los manos. Sus sollozos llenaron la habitación. La Buitre se mimetizó con las paredes y desapareció, mientras Mauro se acercaba dubitativo a "la trastornada". No se atrevió a tocarla, simplemente se quedó allí, en cuclillas a su lado, sin hablar. Es que, en realidad, era Amanda la que murmuraba cosas entre el llanto. El chico hizo un esfuerzo por entender algo... Amanda hablaba casi sin pausas, pero se dificultaba la comprensión debido a lo inaudible de su voz, y el constante agite causado por las lágrimas. 
- Cayó el rocío. Luego precipitó, precipitó. Se viene la tormenta, y luego nada. No queda nada. Nada de mí, nada de vos. Sólo la nostalgia que viene despues del miedo. El miedo, la no-sorpresa, y la nostalgia. Tres etapas que ya conozco ¿Vos las conocés? El miedo a lo que podría suceder, te anticipás, casi lo esperás. Cuando sucede, no te sorprendés, pero igualmente te duele, como si te apretaran el pecho con el extremo de un palo de escoba. Justo ahí, un poco a la izquierda. Yo la siento, justo ahora. La sensación psicológica de que te estrujan el corazón. ¿Vos no la sentís, Mauro? ¿Sentís algo, aunque sea? 
 Silencio.
-No esperaba que respondas. Es el mismo proceso, una y otra vez. Una y otra vez. Temo, no espero, y me da nostalgia. Todavía no siento nostalgia, pero supongo que la sentiré mañana. Cuando estés lejos, en otros brazos.
Más silencio.
- Intenté decirtelo, te juro que lo intenté - siguió sollozando Amanda. -. De alguna manera te lo dije... Ojalá lo hayas captado. Aunque de nada sirve, ya que evidentemente hiciste caso omiso. Sino no estaría acá, así. Ya me habría ido antes. O no. O tal vez nada hubiera cambiado, y estaríamos en esta misma situación ¿Quién sabe? Me siento mal. No te puedo reclamar nada, ni obligar a nada, ni quiero hacerlo. Lo que te puedo pedir... Soy débil, no soporto todo esto. Lo que sí te puedo pedir, es que si preferís abrazar a mucha gente, a mí ya no me abraces.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El Juego

Una habitación pobremente iluminada, solo una pequeña y tambaleante lámpara colgante proyecta su luz hacia una mesa redonda, de suave tapiz verde, alrededor de la cual se encuentran cuatro personas. Mauro, párpados perezosos y barba pelirroja. A su derecha, Daniel, de cuidado cabello oscuro y ademanes enérgicos. Frente a él, la desconocida. Nariz aguileña y mirada de buitre tras unas lentes rectangulares. Y a la izquierda de esta, Amanda.
Se repartieron las cartas para una nueva mano. Amanda observó su juego, y de repente no estuvo segura de qué tan bueno era. Hasta ahora era ella quien venía ganando, pero esta vuelta su suerte flaqueó. Recientemente se había sumado a la partida aquella chica con cara de ave carroñera, de manera silenciosa se había infiltrado entre los tres jugadores.  Ocultó sus cartas de cara a la mesa, y se cruzó de brazos con paciencia, inmutable. Amanda se fijó también en sus compañeros; Mauro ladeaba la cabeza hacia la izquierda, escrutando sus cartas con aire pensativo, presente su habitual gesto de acariciarse la barba de la pera. Daniel era una mezcla de solemnidad y triunfo, la seguridad se leía en sus ojos evidenciando que sabía perfectamente qué es lo que estaba haciendo. Y Amanda… Amanda ya no confiaba en sus cartas. Todos se percataron de aquello.
 
- ¿Qué es lo que te desagrada de mi persona? – había dicho el domingo pasado, tras elaborar la pregunta varios minutos antes en mi cabeza. Él lo meditó un instante.
- Que seas tan expresiva y tan poco comunicativa a la vez. Tu cara delata emociones, pero nunca querés decirme qué te pasa exactamente.
 
 Uno a uno, los jugadores empezaron a mostrar su estrategia. Daniel con un mal disimulado entusiasmo; Mauro y la desconocida, con una calma que resultaba sospechosa. Amanda estaba nerviosa, le importaba este juego, tenía mucho que perder.
- ¿Tenés un rey? – preguntó Daniel con cierto deje desafiante.
- ¿Tengo un rey? – Mauro lo miró fijamente.
- ¿Sí?
- ¿O no?
- ¿Entonces?
- No creas que no tengo un rey – concluyó el pelirrojo, tras una confusa pausa. Parecía entre satisfecho y divertido.
- No entiendo – intervino Amanda apretando los dientes.
- Yo tampoco – se encogió de hombros Mauro, como si repentinamente se hubiera olvidado de qué estaban hablando.
 
- ¿Y a vos? ¿Qué te desagrada de mi persona?
- Que a veces seas tan jodidamente indirecto. Me exaspera.
 
La chica con cara de ave no emitió ningún sonido, se limitó a observar con concentración. Pero ¿en qué estaba concentrada? se preguntó Amanda. Su silla estaba más cerca de Mauro, y su sombra se cernía sobre su cuerpo delgado. Daniel la codeó delicadamente, sacándola de su ávido escrutinio, y con mucho disimulo le mostró el papel en el que llevaban la cuenta del puntaje. Cuidado, rezaba la pulcra letra del chico en una esquina. Amanda clavó la vista en los ojos de su amigo, que sin palabras demostró haberse percatado de lo mismo que la chica.
Mauro carraspeó, y el juego continuó. La figura amenazante del ave rapaz, que había comenzado incomodando a Amanda, ahora le resultaba completamente repulsiva. Un centímetro más… Ya no quería jugar. Ella nunca quiso jugar con Mauro, y hubiera preferido que él tampoco lo deseara. El rostro de aquél durante el juego era inescrutable, cara de póker permanente. Inmóvil, usaba sus cartas con demasiada serenidad; nadie sabía nunca si era la tranquilidad del profesional o la estrategia de despiste del pésimo jugador. La mirada de Amanda se topó con los herméticos ojos de Mauro, la expresión de él se ablandó.
 
- Te quiero. – admitió ella, sin esperar realmente una respuesta. Envuelta en sus brazos, apoyó la mejilla en su hombro. Cerró los ojos, casi resignada.
- ¿Quién dijo que yo no? – le susurró él, abrazándola con fuerza. Sus labios se unieron una vez más.
 
Amanda se preguntó cuánto tiempo soportaría seguir con el juego. La magia de la noche transcurría; tal vez esperaría para ver si finalmente caía el rocío.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Nada quita que me de bronca

- Todo no se puede, imbécil.
- Lo cual no quita que me de bronca.
- Es una elección tuya. Todo no se puede, listo. Es al pedo engancharte por algo que no tiene solución, pelotuda. Dejá de comportarte como una enferma caprichosa, dale.
- tiene solución. se puede todo. Si lográs organizarte y te dan los tiempos, podés. Por la tarde una cosa, por la noche otra. Simple. El problema es la falta de decisión.
- Uy, ya te vas a poner a llorar. Me cago en vos y tus lágrimas de mierda.
- La falta de decisión es el problema de todo. Si hubiéramos definido las actividades un día antes (no te digo una semana, dos meses de anticipación. Me refiero a un día, 24 horas), hubiera sido muy simple cumplir mis dos deseos. Podrás decirme estructurada, pero facilitaría muchísimo las cosas. Esto de improvisar, hacer equilibrio… no me gusta en absoluto, lo detesto. Una cosa es la espontaneidad, otra muy distinta es la desorganización. Nadie (y me incluyo) se preocupó por definir el destino en su debido momento. Después salió todo a las atropelladas, y no pude disfrutar nada en su totalidad. Día de mierda.
- Dejá de llorar, me duele la cabeza. Sos insoportable.
- A mí también me duele la cabeza. Siempre me duele la cabeza. ¿Quién es la maricona acá? No niego que la pasé bien cuando creí el asunto solucionado. Viendo mi noche ocupada, organicé parte del fin de semana restante. Mirá la suerte que tengo, que llego a mi casa y descubro los planes cambiados, ocupando justo la porción de sábado que yo ya reservé, ésta sí, con una semana de anticipación.
- ¿Qué culpa tienen?
- Si la situación fuera tangible, la cagaría a trompadas.
- Todo no se puede.
- Dejá de decir esas pelotudeces. Si se organiza, se puede.
- Pero no son organizados, y no los vas a cambiar.
- Por eso me gustaría que la situación se convirtiera en papel para poder quemarlo en la hornalla.
- Qué violenta.
- Callate. Nada quita que me de bronca.  

lunes, 17 de septiembre de 2012

En serios problemas.

Y en estos momentos es cuando no hay cosa que desee más que tener tu aparente indiferencia a tan solo metros de mi posición. Podría mirarte un largo rato, espalda contra la pared, párpados perezosos, boca pequeña y tu aspecto tan sugestivamente desaliñado. Podría mirarte un largo rato, deseándote a la distancia, hasta que mis manos no resistan más y busquen unos hombros que acariciar, un cuello que rodear, un cabello en el cual enredar los dedos. Pero sólo pueden pertenecer a una persona. Y ahí es cuando me doy cuenta que estoy en serios problemas.
Esa sensación escalofriante de tu imagen alejándose como a través de un túnel, a velocidad de vértigo, me marea y caigo de bruces sobre el cemento frío. Podría ir consiguiendo unas rodilleras, por las dudas, por si las cosas no solo suceden en mis pesadillas. Como para amortiguar, para no rasparme tanto. Aunque los moretones son inevitables. Me provocás moretones cada vez que me abrazás y yo caigo en la cuenta de que te sujeto más fuerte con miedo a dejarte ir.
Intento hacerme la idea, ir acostumbrándome a tu ausencia. Soy bastante precavida, tenés que admitirlo. Pero tu mirada se clava en la mía y levantás una mano invitando a acercarme. Mis pies actúan solos. Sabés la fuerza magnétiva que ejercés sobre mí, y te divierte ver cómo intento resistir. En vano.  
Hay ocasiones en las que pienso. ¿Está bien tomar tantas precauciones? ¿No estoy provocando yo sola, de esta manera, tu desición? ¿Qué debo pensar? ¿Seguir construyendo sobre nubes? No quiero caer en forma de lluvia.
No me gusta hacer equilibrio. Ojalá la resolución no se haga esperar tanto.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Antes de que empieces a leer: disculpame, che.


Que alguien me haga el favor de explicarme qué me pasa, por favor. Que alguien sea capaz de descubrir por qué me está costando tanto unir dos párrafos coherentes para expresar algo. ¿Por qué? ¿Eh? Dame una razón.

Es más fácil escribir cuando uno está triste. Okey, bueno, estoy de acuerdo con eso. Pero tampoco es que haya pasado unas semanas de fiesta continua. Tuve mis momentos de bajón. Mis momentos de angustia, de dudas. De muchas dudas. La diferencia, tal vez, sea que las dije directamente. O algo así. Las expresé con palabras, cara a cara, y blablá. Gasté energías ahí, pude resumir mi mamarracho de preguntas en una o dos frases, y ya no me quedó más inspiración para escribir. La inspiración es limitada, Magalí. Cuidala.  

Igual, no me arrepiento. No suelo arrepentirme de las cosas. Ni siquiera del período negro con doña Bernardi, que viéndolo a la distancia fue realmente pelotudo, pero me sirvió para darme cuenta que la quiero conmigo a pesar de cualquier circunstancia :$. Debo admitir que tampoco me arrepiento del distanciamiento con otras personas que creí tan cercanas a mí. Me engañé a mi misma, digamos. Y ellas también se engañaron. En algún momento iba a pasar, tarde o temprano, podría decirse que era inevitable, y en el fondo siempre lo supe. Defectos que no estaba dispuesta a tolerar, y ellos tampoco estaban dispuestos a tolerar algunos defectos míos. Distanciamiento natural.

Voy avisando que esta no será una entrada muy ordenada. Para cubrir una falta de contenido, hago un menjunje de ideas, de pensamientos, que tuve en el período de ausencia por acá. Los que me acuerde, obvio. Y los que crea apropiados. Todavía hay algunas cosas que prefiero guardarme (menos mal, sino estaba en el horno. Ni vida privada tenía).

Y es que me cuesta bastante guardarme algunas cosas. Casi diría que no tengo secretos. En estos momentos se me ocurre uno solo. Pero me refiero a secretos secretos, de esos que no le contás absolutamente a nadie. Será que de esa manera busco llamar la atención. ¿Quién no lo hace, en algún momento? Todos queremos llamar la atención, aunque no lo admitamos. Queremos que nos vean. Y en realidad no es algo malo. A veces lo molesto está en el modo. Existe gente más obvia y mas histriónica que otras. Cada uno llama la atención a su estilo. Eso es lo que yo creo en este momento. Tal vez mañana cambie de opinión.

Como cambio de opinión todo el tiempo. Ehm, no. Mentira. Con las cosas más relevantes no suelo cambiar de opinión. Hace meses que me harté de las chapas, las clases, de los conteos. Y no cambié mi parecer. Poco tiempo después, definí mis sentimientos. Y tampoco cambiaron. Este es el segundo año que mantengo mi postura de permanecer como público, y no me echo para atrás.

Pero hay muchas cosas sobre las cuales dudar, y creo que de todas ellas, dudo. De los detalles, y de lo que no depende de mí.

Que entrada de mierda. No me gusta ni un poco. Es desordenada y aburrida, ni la quiero leer para revisar cohesión ni ortografía. La publico nada más para evitar que esto muera. Lector (Facu), disculpá por hacerte perder tiempo en esta entrada horrible.  

miércoles, 15 de agosto de 2012

Las pruebas de tu permanencia

Es bastante frustrante regresar al cabo de un tiempo y ver que nada ha cambiado pero sin embargo ya nada reconoces. Saber que aquel sitio que tanto te gustó ya solo son recuerdos satisfactorios, que ahora solo te genera confusión. Mirás a tu alrededor, y sí, ese árbol siempre estuvo ahí, el techo de aquella casa siempre fue rojo, y todavía podés recordar las palabras de esa anciana amable que te aconsejó pasear al perro por el sendero marcado. Pero no te encontrás. Reconocés los objetos pero no hallás su esencia. Sos una desconocida en tu propio ámbito. ¿Qué mierda pasó?
Impecable fue tu estadía en aquel entonces. Luego te tomaste vacaciones, y al regresar no pudiste instalarte más. Y ahora querés abandonar por completo. Ya casi ni te interesa obtener las fotografías que dejaste en el pendrive. El pendrive está ahí, vos sabés dónde, pero no lo podés alcanzar. Y como no podés, no querés. Bajás los brazos, le das la espalda al vecindario que con tanto entusiasmo recorriste. Querés convencerte a vos misma de que no querés las fotografías, las pruebas de tu permanencia. 
Sabés que en el futuro, si algún día te preguntan si visitaste aquella ciudad, vos dirás que sí, y manifestarás unos cuantos recuerdos borrosos. Pero tus palabras no serán tan legítimas como si mostraras las fotografías. Querés hacerte creer que no te importa. Que esto, de todas maneras, no es lo tuyo. Que te sirvió para encontrar tu lugar favorito, desde luego; pero el vecindario en su totalidad no es de tu preferencia. Solo la mitad de las casas. Y ya está en tus planes recorrer otras ciudades, adquirir fotografías más relevantes. Pero ésta, no.
Y mirás a tu alrededor intentando reconocer algo, de todas formas. Pestañeas repetidas veces, exprimís tu cerebro hasta provocarte dolor de cabezas. Entonces, caes de bruces sobre la hierba, te volvés chiquita, ignorante, abrazás tu cuerpo intentando contenerte y pegás la cara al suelo mientras las lágrimas comienzan a correr. Sos un simple usuario, otra vez. Y te rendís. Ignorante.  

martes, 14 de agosto de 2012

Llueve copiosamente

Llueve copiosamente en la ciudad, y los truenos no auguran ninguna mejoría. Para darme la razón, el sonido de las gotas sobre el techo, las baldosas, las hojas de los árboles, aumenta su intensidad. Las calles se llenan de agua dulce, la gente busca refugio en sus casas. Aquellos pocos que deben asomar la nariz bajo el diluvio por obligación, toman con firmeza sus paraguas de colores. Los truenos siguen acomodándose entre las nubes. Llueve copiosamente en la ciudad.
Y yo, yo debo asistir a mi sesión de suplicio femenino.

martes, 7 de agosto de 2012

Cerraría los ojos

Los párpados caen.
Y el viento susurra entre las hojas; la melodía me llena el pecho, y tu respiración acompasada alivia mis tensiones. Tu presencia a mis espaldas, tus brazos rodeando mi abdomen y el peso de tu cabeza en mi hombro. Perfección. El cabello rebelde cosquilleando en mi cuello, la barba raspando suavemente mis mejillas. ¿Qué más? Calidez. Silencio y conexión.
El viento entre las hojas, la melodía que llena el pecho, tu respiración acompasada.
Combinación de momentos, que logran una atmósfera soñada. Cerraría los ojos, dejaría los párpados caer, para situarme en medio de aquel ambiente. Espontaneidad, tranquilidad. Así y todo, imperfección. Torpeza, risas. Inspiración, exhalación. Tu respiración acompasada.
Y lo que más me gusta de vos, es lo que no se puede ver.

martes, 31 de julio de 2012

Leer mentes

Leer mentes tal vez no sería muy agradable,
pero sin duda facilitaría mucho las cosas.
Dejame chusmear tu cabecita, un ratito, dale.

domingo, 29 de julio de 2012

El Caribe o la Antártida.

Tengo que dejar de mentirme a mí misma. No soy quien creo ser, no aparento lo que espero aparentar. Hm… creo que tiene más que ver con la imagen. No proporciono el perfil deseado. Eso corre en mi contra ¿verdad?

Dicen que el que calla otorga, y tus silencios son realmente preocupantes. A menudo me trae sin cuidado la opinión de los demás (mentira), pero la tuya, seguro, me importa. Esa presión, que probablemente sea autoimpuesta, de querer cumplir con las expectativas, de no romper idealizaciones, por si te aferrás a ellas y abandonás todo lo que no se le parezca. Tanteo sin ver, trato de adivinar con unas pistas ínfimas, casi ausentes. ¿Qué es lo que buscás? Tenés que ser vos. ¿Y si yo no soy lo que esperás? Vos sí lo sos, y aunque sea una imbécil admitiéndolo, te quiero cerca. Muy cerca. ¿Cómo demostrártelo sin asustarte? ¿Cómo puedo saber qué es lo que pasa por tu cabeza? Es obvio que no decís todo lo que pensás; yo tampoco lo hago. Critico el rosa, pero ya estoy muy lejos de ser azul. Arrancás palabras rosas, que mueren en la punta de la lengua, forzadas por el exterior azul. Tenés que ser azul, él todavía lo es. Todavía Sabby restringe a Artemisa, si bien ésta última se encarga de varias cosas.

Espero ansiosa señales que me permitan avanzar. Lográs ser tan cariñoso y tan distante a la vez, que me llenás igualmente de calidez e incertidumbre. Una vez dije: lo peor es la duda. Y dudo, todo el tiempo. Cuando tus palabras no son ni blanco ni negro, probablemente en busca de meterle misterio al asunto. Es decir, esto empezó así ¿no? Pero ya me parece que es hora de hablar claro (paciencia, todavía no, todavía no). Blanco o negro; o, mínimamente, si se trata de un gris claro o un gris oscuro. Para dónde va el asunto. Hace poco más de un mes dejamos de movernos. Giramos en torno a lo mismo; y por la ventanilla siempre veo el mismo paisaje que rodea la rotonda. ¿Qué camino tomaremos a continuación? Ups, el conductor parece no entender el mapa, no se decide por ninguna ruta. ¿Cuál es el siguiente destino? ¿El Caribe o la Antártida? Por momentos temo que te vayas con algún pingüino. 

domingo, 22 de julio de 2012

Mision Cumplida

Nunca le di un final concreto al asunto. Simplemente otras historias fueron tapando lentamente la nuestra. Fuiste esfumándote, reapareciendo esporádicamente, haciendo pequeños y absurdos actos de presencia en capítulos que ya nada tenían que ver con vos.
Sin embargo, como siempre dije, nunca te dejé ir. Aunque, ahora me doy cuenta, nunca estuviste realmente. Eras una historia cuyo final imaginaba, deseaba, pero por mucho tiempo fui incapaz de escribir. Hoy, por fin, la idea se tradujo en tinta.
Encuentro esto demasiado egoísta de mi parte. O demasiado racional. Lo qe me mantenía sujeta a tu manga no era el anhelo hacia tu persona; era más bien el afán de llegar a un objetivo. En realidad, lo que quería era cumplir una meta personal, lo que me había propuesto y no había logrado conseguir.
En un cajón de mi mente se sacudía nuestra historia que, aunque fuera vueltera, indecisa, llena de frustración y mofa, fue el primer capítulo del libro. Construída más sobre idealizaciones que realidades, con vos empezó mi experiencia.
Me llamó la atención que nuestro último encuentro tuviera el mismo formato que el primero. La diferencia radica (además de los barrios recorridos, y ambos tener dos años más que la primera vez), en la seguridad que adquirí en mí misma. Si bien no es total y aún me queda mucho por trabajar, la confianza tomada tras una mínima experiencia, me permitió animarme a más. Sí, soy chiquita, pero al menos en mí opinión, tener catorce no es lo mismo que tener dieciséis. Vos actualmente te restás un par de años, yo te dije que si no te conociera, diría que realmente tenés la edad que pretendés simular. Como sea, sentí que esta última vez pude finalizar el encuentro como en realidad deseaba finalizarlo en el primero de todos, hace dos años. Me permití avanzar y dar por logrado mi objetivo. Al fin, puedo decir: misión cumplida.    

viernes, 20 de julio de 2012

Contractura

Tengo un hombro más arriba que el otro. Podría decir que es una más de mis incontables deformidades físicas, pero esta vez no lo es. Se trata simplemente de una contractura, gigante y eterna, que insensibiliza mi hombro izquierdo. En serio, pueden ejercer cualquier tipo de presión, y yo no voy a sentir nada. Cuando me hacen masajes, solo siento el apremio sobre el hombro derecho. El izquierdo ni se entera. No es una contractura actual; está ahí desde que supe que existían las contracturas. Pero hay temporadas que el dolor remite, y otras en que la tensión se incrementa.
En este momento, me duele mucho.
No sirvo para esto. Ni siquiera me gusta. ¿En qué mierda me metí? Y no puedo pensar, no puedo hacer más que seguir describiendo síntomas físicos de tensión. Me duele el hombro, y esa zona de la espalda debajo de las costillas. La mandíbula tensa, el ceño endurecido, los labios apretados. Mis huesos quieren enseñarle percusión al mundo. Crac, crac, crac, los dedos. Crac, crac, crac, ladeo la cabeza hacia un lado. Crac, crac, hacia el otro. Y me duele la frente, la cabeza. Mi cutis se brota, Y la re puta madre. Nunca más. Estoy temblando, literalmente.
Sos una histérica, Magalí. Respirá.

domingo, 15 de julio de 2012

Más ridícula

Entre sierras y montañas
se encuentra su amor
Sepultado en la maleza
bajo piedras que pesan.

¿Quién será el viajero,
dispuesto a excavar,
dispuesto a buscar,
dispuesto a encontrar?

Déjame adivinar
la causa de tu pesar
Quiero recuperar
la fuerza de tu amar.

¿Ves en mis ojos
algún signo de indecisión?
Soy dueña de mis elecciones
y hoy te elijo a vos.

Despacio, paciencia
sin presión ni imposición
Permíteme encontrar
y curar tu consternación.

martes, 10 de julio de 2012

Ridícula

TE EXTRAÑOOO
OOOOOOOOOOOOOOOO
HBALDSNAISNUDJASD
JDOMASNKDÑAOIDJAÑSOKJDAÑOISD
DAJSNDLJADÑPOS
TE EXTRAÑO, MIERDA.
Abrazame otra vez.

viernes, 6 de julio de 2012

Desprecio

Desparramado en el sillón, con el inútil control remoto en la mano, decidió escuchar la conversación que se llevaba a cabo a su alrededor. Medio cerebro aún seguía concentrado en la imagen del televisor, mientras la otra mitad intentaba interpretar las palabras que llegaban a sus oídos, lastimados desde adentro, invadidos por cualquier elemento alargado, excepto un hisopo. Intentaban interpretar,  pero nunca lo lograban. A veces parecía no funcionar su capacidad de interpretación. No entendía, no razonaba, no relacionaba. No había conexión entre neuronas, había que hacerle un cuadro explicativo, un dibujito, y apuntar con una regla palabra por palabra para que el hombre pudiera al fin captar algo de lo que se le decía.
Pero en este caso no tenía un pizarrón con dibujitos y cuadritos delante como para que pudiera comprender algo. Aparte, la cuentista no sabía hablar. ¡Por Dios, que imbécil! El hombre preguntó, molesto al ver que la chica era tan pésima en su labor, y recibió una respuesta impaciente. Lo que produjo que el rostro del señor se contrajera en una mueca de asco, ladeó levemente la cabeza mirando por el rabillo del ojo a la adolescente. Aprendé a hablar, estúpida. ¿Cómo pretendes que entienda algo? ¿Dónde está el dibujito aclarativo?
-  Pero explicá bien – pelotuda. Estiró cada sílaba con desprecio, mirándola con desagrado. -. Explicás muy mal – idiota, aprendé a hablar. Tarada.
¡Qué cosa de no creer! ¿A esta analfabeta había engendrado tan célebre periodista? No sabía ni contar una anécdota, la muy burra. Definitivamente, se trataba de un desperfecto genético. Merece que la traten con desprecio.  

martes, 3 de julio de 2012

Cada vez menos

Y nos volvemos a encontrar. Te miro, y no te veo. Te busco, y no me encuentro en vos. ¿Qué te pasó? ¿Qué me pasó? Distancia limitada, condicionada por terceros. No puedo, ni pretendo, despedirme de vos. Sólo… dame un tiempo. Para extrañar necesito tiempo.
El problema está cuando mi espalda encuentra un apoyo en su camino, cuando mi marcha se encuentra bloqueada. Una pared. Ladrillos míos, ladrillos ajenos. Unos más pesados que otros, pero todos necesarios para construir la muralla.
Me planteé varias veces dejarte por completo. Esto ya no es lo mismo, le falta algo. ¿Pasión? ¿Qué, esto es como una relación? ¿Se volvió rutinario, me aburriste? Te amo pero…
No sé si quiero seguir, pero no puedo dejar. Es que las cosas pierden gracia cuando le agregas el “debo…” adelante. “Debo seguir”. “Es mi obligación seguir”. ¿Y si no? ¿Y si no quiero? ¡No quiero continuar! Y veo una patada voladora impactar en mi estómago.
Falta tan poco, y a la vez es tanto tiempo. Si ya estamos acá. No puede ser que nunca termines nada, lo único que quiero es que termines algo. Elegiste esto, bancátela. Son solo dos años más. Un año y medio. Una eternidad.
Si bien por lo general es una cualidad de la que estoy orgullosa, en estos momentos detesto mi sentido práctico. Otra salida… es útil, con sólo diecisiete vas a tener un título, una gran ventaja.
- Es una picardía dejar ahora…
- No es una picardía, es una pelotudez.
Y ahí metiste la cuota de presión que lo único que hace es disminuir las ganas. Como si no estuvieran por agotarse completamente. Siento ese vacío en el estómago cuando veo que llega nuevamente la hora encararte, y me destroza querer decirte que no; también me destruye ceder.
Culpabilidad. Si te dejo seré presa de la culpabilidad. Pero cada vez te disfruto menos.

sábado, 30 de junio de 2012

Frases sueltas de sábado por la madrugada.

Tengo que dejar de recrear situaciones. Te extraño. Soy especialista en estupidez. Ojala tenga razón. Frases sueltas de sábado por la madrugada. Me gustaría saber qué pasa por tu cabeza, y qué pasa por la mía. ¿Desde cuándo soy la mala de la película? ¿Desde cuándo busco serlo? Pelotuda. Si, sentite mal. Esa mezcla de culpabilidad y oscura satisfacción. Esto no es una competencia. Al menos para vos. Ya no es tu juego, pero te gusta el drama.
No sé que pasa con vos. No es lindo sentir que forzas situaciones. Hoy es un viernes melancólico, dijiste. ¿Esa es razón para maltratarme? Pareciera por momentos que no me soportas. Entonces ¿para qué seguís acá? Andate, si tan estúpida soy. No tenés por qué seguir negando con la cabeza, desaprobando lo que hago o digo. Sos un pretencioso. Supongo que en algun momento te darás cuenta. Aceptá, la re puta que te parió. La perfección no existe, estás buscando un mito, pero nunca vas a llegar a la Atlántida. Y menos vos.

martes, 26 de junio de 2012

Anécdota Adornada

Ando con un problema de falta de concresión. Se me ocurrieron varias ideas para escribir, pero no logro avanzar luego de la primer oración. Qué problema. Esto que publico a continuación, ni siquiera es inventado. Está solo "adornado". Es una anécdota. La condición para subir esto fue dejar a la protagonista en el anonimato. Y, ya que estaba, también saqué alguna que otra cosa más.


miércoles, 20 de junio de 2012

Momento

Transitando un momento en el que me siento enferma. Debería tomarme la fiebre de nuevo. Pero no tengo ganas, no quiero levantarme de la silla y caminar hasta el desayunador. Ya engordaste medio kilo sentada ahí, dijo sin saber que cada palabra era un puñetazo impactado en la bolsa de boxeador. Y yo soy la bolsa. Mi labio inferior flaqueó y le lancé una mirada acusadora. El labio tembló más. Ella rió, y se marchó. Ya sería la segunda vez en el día que lloro por pelotudeces. ¿A qué se debe? ¿Las hormonas? Tengo esa costumbre de adjudicar todo malestar a las hormonas femeninas. Es que no encuentro otra razón. Después de los cuarenta mejores minutos del día, no podía quejarme. Mis deseos habían sido escuchados, transmitidos. Y después, me sentí enferma. Como para arruinar ¿viste? Feriado aplastante y aplastado.
Dolor de cabeza, debilidad corporal, y aún así seguís acá. Sentada. Barajaste la posibilidad de irte a dormir temprano, pero ya no tenés cama. Está en reparación. No dijiste nada. Hoy no dijiste nada importante. Pensaste cosas importantes, tal vez, pero no las dijiste. Y te duele la cabeza.
Qué retorcida sos. Y ya empezaste a hablarte como segunda persona. Eso pasa cuando empezás a cagarte a pedo ¿no? Pelotuda.
Te merecés un par de trompadas. Sabés que lo más llamativo de vos no está ahí, no es tu fuerte. ¿Cuántas veces hablamos esto? Sos repetitiva, eh. Cansás. Sé que no es fácil convivir entre personas que reúnen todas las cualidades que a vos te faltan. Pero a vos te va mejor, y lo sabés. Tu problema no es una baja autoestima, te querés bastante. Pero bueno, te gusta centrarte en tus puntos débiles. El error está cuando, en vez de ponerte en acción, te quejás. Quejosa, quejosa, quejosa. Como ahora.
En este momento, te odio.

sábado, 9 de junio de 2012

20 segundos

Ya va siendo hora
de que cambies un par de actitudes ¿no?
Ya demostró bastante, ahora te toca a vos.
Veinte segundos de valor. Solo veinte segundos,
es suficiente. Animate a dar otro paso.