Tengo un hombro más arriba que el otro. Podría decir que es una más de mis incontables deformidades físicas, pero esta vez no lo es. Se trata simplemente de una contractura, gigante y eterna, que insensibiliza mi hombro izquierdo. En serio, pueden ejercer cualquier tipo de presión, y yo no voy a sentir nada. Cuando me hacen masajes, solo siento el apremio sobre el hombro derecho. El izquierdo ni se entera. No es una contractura actual; está ahí desde que supe que existían las contracturas. Pero hay temporadas que el dolor remite, y otras en que la tensión se incrementa.
En este momento, me duele mucho.
No sirvo para esto. Ni siquiera me gusta. ¿En qué mierda me metí? Y no puedo pensar, no puedo hacer más que seguir describiendo síntomas físicos de tensión. Me duele el hombro, y esa zona de la espalda debajo de las costillas. La mandíbula tensa, el ceño endurecido, los labios apretados. Mis huesos quieren enseñarle percusión al mundo. Crac, crac, crac, los dedos. Crac, crac, crac, ladeo la cabeza hacia un lado. Crac, crac, hacia el otro. Y me duele la frente, la cabeza. Mi cutis se brota, Y la re puta madre. Nunca más. Estoy temblando, literalmente.
Sos una histérica, Magalí. Respirá.
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