sábado, 30 de junio de 2012

Frases sueltas de sábado por la madrugada.

Tengo que dejar de recrear situaciones. Te extraño. Soy especialista en estupidez. Ojala tenga razón. Frases sueltas de sábado por la madrugada. Me gustaría saber qué pasa por tu cabeza, y qué pasa por la mía. ¿Desde cuándo soy la mala de la película? ¿Desde cuándo busco serlo? Pelotuda. Si, sentite mal. Esa mezcla de culpabilidad y oscura satisfacción. Esto no es una competencia. Al menos para vos. Ya no es tu juego, pero te gusta el drama.
No sé que pasa con vos. No es lindo sentir que forzas situaciones. Hoy es un viernes melancólico, dijiste. ¿Esa es razón para maltratarme? Pareciera por momentos que no me soportas. Entonces ¿para qué seguís acá? Andate, si tan estúpida soy. No tenés por qué seguir negando con la cabeza, desaprobando lo que hago o digo. Sos un pretencioso. Supongo que en algun momento te darás cuenta. Aceptá, la re puta que te parió. La perfección no existe, estás buscando un mito, pero nunca vas a llegar a la Atlántida. Y menos vos.

martes, 26 de junio de 2012

Anécdota Adornada

Ando con un problema de falta de concresión. Se me ocurrieron varias ideas para escribir, pero no logro avanzar luego de la primer oración. Qué problema. Esto que publico a continuación, ni siquiera es inventado. Está solo "adornado". Es una anécdota. La condición para subir esto fue dejar a la protagonista en el anonimato. Y, ya que estaba, también saqué alguna que otra cosa más.


miércoles, 20 de junio de 2012

Momento

Transitando un momento en el que me siento enferma. Debería tomarme la fiebre de nuevo. Pero no tengo ganas, no quiero levantarme de la silla y caminar hasta el desayunador. Ya engordaste medio kilo sentada ahí, dijo sin saber que cada palabra era un puñetazo impactado en la bolsa de boxeador. Y yo soy la bolsa. Mi labio inferior flaqueó y le lancé una mirada acusadora. El labio tembló más. Ella rió, y se marchó. Ya sería la segunda vez en el día que lloro por pelotudeces. ¿A qué se debe? ¿Las hormonas? Tengo esa costumbre de adjudicar todo malestar a las hormonas femeninas. Es que no encuentro otra razón. Después de los cuarenta mejores minutos del día, no podía quejarme. Mis deseos habían sido escuchados, transmitidos. Y después, me sentí enferma. Como para arruinar ¿viste? Feriado aplastante y aplastado.
Dolor de cabeza, debilidad corporal, y aún así seguís acá. Sentada. Barajaste la posibilidad de irte a dormir temprano, pero ya no tenés cama. Está en reparación. No dijiste nada. Hoy no dijiste nada importante. Pensaste cosas importantes, tal vez, pero no las dijiste. Y te duele la cabeza.
Qué retorcida sos. Y ya empezaste a hablarte como segunda persona. Eso pasa cuando empezás a cagarte a pedo ¿no? Pelotuda.
Te merecés un par de trompadas. Sabés que lo más llamativo de vos no está ahí, no es tu fuerte. ¿Cuántas veces hablamos esto? Sos repetitiva, eh. Cansás. Sé que no es fácil convivir entre personas que reúnen todas las cualidades que a vos te faltan. Pero a vos te va mejor, y lo sabés. Tu problema no es una baja autoestima, te querés bastante. Pero bueno, te gusta centrarte en tus puntos débiles. El error está cuando, en vez de ponerte en acción, te quejás. Quejosa, quejosa, quejosa. Como ahora.
En este momento, te odio.

sábado, 9 de junio de 2012

20 segundos

Ya va siendo hora
de que cambies un par de actitudes ¿no?
Ya demostró bastante, ahora te toca a vos.
Veinte segundos de valor. Solo veinte segundos,
es suficiente. Animate a dar otro paso.


Hago todo lo posible, pero no.

Okey. Mirá que hago lo posible, eh. Hago todo lo posible. Pienso en todas las cosas que tenemos en común, pienso que si hubiéramos empezado con el pie derecho, nuestra amistad habría sido posible. Pienso que si no fuera por ese detalle, te invitaría a mi casa a comer pizza con las chicas y compartiríamos salidas, nos cagaríamos de risa y nos recomendaríamos canciones mutuamente.
Pero evidentemente, todos mis intentos de autoaplacarme son derrumbados cuando vos decidís tocar la única nota que altera mis nervios. Al menos, en lo referente a vos. Nunca me perturbé tanto por una cosa así. Será porque en realidad no tengo nada para decir en contra tuyo, y eso me frustra. Me frustra no poder mirarte sobre el hombro, me frustra que seas tan normal, que para todo el mundo seas perfectamente normal y corriente, y yo sea la única que ve en vos una oportunista. Me siento sumamente amenazada. No te das una idea. Agradezco que te haya dejado en evidencia. A pesar de la bronca por la que soy dominada en estos momentos, que no te quepa duda alguna de que algún comentario voy a soltar.