Muro de un salame.
Salame y Rubia ahora son amigos.
Cabeza de Magui:
Se la está chamuyando. Se la está chamuyando. Mientras vos no le hablás, se la está chamuyando. Chamuyando. Sí, sí, a la rubia. Se la chamuya. Y vos no le hablás. No le hablás y se la chamuya. Es tu amigo. Tu amigo es. Nada más. A vos no te chamuya. Se chamuya a la rubia. Y no te habla. No te habla y no le hablás. Le habla a la rubia. A la rubia. Se chamuya a la rubia. A vos no. A la rubia. Se la está chamuyando.
Sin duda, esto es el Síndrome del Pájaro de Twistos. ¿Viste esa propaganda? Esta propaganda. (click)
Y me temo que estoy enferma de eso. Porque me pasa seguido, y no solo con temas relacionados a los salames. Tambien se pueden parecer a:
Mañana tenes geografía. Geografía, mañana. No hiciste la tarea. La tarea de geografia. No la hiciste. No la vas a hacer. Si te llama te pone un uno. Un uno te pone. Porque no hiciste la tarea. Y mañana tenés geografía. Geografía. Con la Malaspina. Sí, la tarea. Y no hiciste la tarea.
Solo que a veces es fácil ignorar al pájaro (como en el caso de la tarea de geografía), pero muchas otras es casi imposible (nótese en el caso del salame y la rubia). En realidad hace muchísimo que tengo este síndrome, pero nunca lo había asociado con el pajarito de la famosa propaganda. ¿Por qué me di cuenta ahora? No sé, pero hoy me percaté de que es muy similar la "estructura" de las frases de mi pensamiento y las del pájaro. Onda, cortitas, directas y (aparentemente, supuestamente) verídicas. Te tiran esa verdad (o lo que vos crees que es verdad) de una manera seca y chocante.
Pero apenas descubrí lo que estaba haciendo, me dije Basta! Cortala, Magalí!. Porque.. como bien dijo Mica:
- Tu cabeza hace que se la chamuye. Cortala.
Osea, yo creo que nosotros dibujamos nuestro propio futuro. Con acciones, pero también con nuestros pensamientos. Creo que la mente tiene un gran poder de atracción, y que si deseamos o repetimos mucho una cosa, sea positiva o negativa, esta cosa se acerca a nosotros. Te tiro un ejemplo boludo, que puede parecer una casualidad, o puede no serlo... no lo sé, y la verdad me da lo mismo, pero para este caso me sirve.
Yo cuando era pequeña siempre decía que algún día iba a tener un gato negro de ojos amarillos. De verdad deseaba tener un gato así. Pero mi vieja los detestaba, cualquier tipo de gato. Supongo que tanto lo deseé, que un día, de la nada, apareció un gatito negro de ojos amarillos en el jardín de mi casa. Yo al toque le dije a mi vieja si me lo podía quedar, pero su respuesta fue claramente negativa. Días mas tarde, el gato se fue. Hizo su vida, no sé. Pero meses más tarde encontré un gatito igual, a unas cuadras de mi casa, durmiendo plácidamente en la vereda. Siguiendo un impulso, lo alcé en brazos y me lo traje a casa. Bueno, resulta que hoy vive con nosotros un gato negro, de ojos amarillos, a quien mi vieja ama.
Y creo que el pájaro de Twistos tiene el mismo efecto. Si tanto te repetís una cosa, esa cosa termina pasando. Sea algo que te gusta o algo que no. Por eso me frené, para no hacer lío. Hay que enfocar nuestros pensamientos hacia metas buenas, cosas que realmente deseemos. En vez de pensar Huy, que no me ponga un uno, es preferible pensar, Ojalá que me ponga un diez. Si esto va acompañado de las acciones que realizamos para alcanzar nuestro objetivo, creo que tenemos el éxito asegurado.
Por eso, Pájaro de Twistos, volvete al árbol.
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