No es tuyo. No es tuyo. No es tuyo. No es tuyo. No es tuyo. No es tuyo.
Qué duro ¿no? Lo mal que se siente la incertidumbre. El miedo. Tan insegura, pero tan insegura, que tu cabeza se volvió un infierno al encontrar un indicio. Una competencia. No sos la única, aunque eso ya lo sabías. Te lo habían dicho, te lo dijo, y aún así sentís cómo una mano fría e invisible, probablemente la mano del miedo, aprieta tu corazón como si quisiera exprimir una naranja. Congela tus arterias, y el agua del deshielo corre por tus venas llegando a todas tus extremidades. Estás aterrada, y te preguntás por qué carajo no elegís el camino fácil. Al costado de tu ruta se abre un camino, soleado y floreado, que te llevaría hacia la calidez garantizada. Pero no te gusta, no como para tomarlo. Demasiado rosa, demasiado cuento de Disney. Preferís Harry Potter, esa aureola de misterio, la magia que se comprende por la experiencia, las pistas que hay que seguir, el rompecabezas que hay que armar. Te atrapa. Lo cual, para qué negarlo, es una mierda. Porque no sos Hermione, no sos McGonagall, ni Luna Lovegood, Bellatrix, Ginny, Rowena Ravenclaw. No. Vos sos una princesita cursi de Disney que se quiere pasar al bando de los malos y no le sale. La que se quiere hacer la dura, la inteligente, la estratega, calculadora. Y todo va bien hasta que descubrís que tu objetivo no te pertenece en absoluto. No es tuyo, se pertenece a sí mismo. Y por lo tanto, le pertenece a cualquiera que él quiera. A cuantas personas él quiera pertenecer. Y, si le pertenecés a muchas personas, no le pertenecés a nadie.
Sentís que están boicoteando tus planes. Y no te parece que solo fuera "una piedra más en el camino". Una piedra más en el camino, que incluso disfrutarías sortear, sería su frialdad, su temor. Pero no, cuando esa piedra en el camino tiene cuerpo humano, ojos, pestañas, sonrisa, y (lo peor de todo) tiene personalidad, y sabe hablar, no te permitís margen de error. Con un error podrías perderlo todo, y estos dos meses solo hubieran servido para construir y destruir otra ilusión. Serías una princesita de Disney que no tiene final feliz. Chau chau adiós. ¿Vas a permitir que esto ocurra? ¿No? Bueno, ¿Qué vas a hacer? ¿Te vas a hacer pis sobre sus zapatillas para marcar territorio? Pensalo. Estúpida.
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