Tengo que escribir sobre cualquier cosa. La idea es hundirme entre las palabritas que vaya tipeando para olvidarme que hay una especie de ser sobrenatural invisible a menos de cinco metros de la mesa del comedor, en cuyo extremo yo me encuentro sentada ahora.
Todo empezó con Rocko. Mi perro, sí. Hoy, al levantarme (me levanté a las 11 a pesar de exigirme a mí misma estar levantada a las 9. Soy débil), descubrí en el comedor una serie de servilletas de papel adheridas al suelo. Cuando me acerqué a mirar mejor, pude notar manchas amarillentas (es un asco, ya sé, pero tengo que escribir sobre algo. LO QUE SEA), por lo que podrían haber ocurrido dos cosas: o mi perro se meó, o "expulsó violenta y espasmódicamente el contenido del estómago a través de la boca" (Feel like a sir. Gracias Wikipedia por tus términos elegantes).
Sin darle demasiada importancia ya que mi perro estaba tranquilito, me conecté. Al rato, decidí que era hora de almorzayunar. Entonces escuché ruidos extraños provenientes de la habitación de mis viejos. Sí, Rocko estaba expulsando violenta y espasmódicamente el contenido de su estómago, otra vez. Saqué todas las sábanas sucias, limpié mas o menos lo que Rocko había provocado, y regresé a mi lugar, en el extremo de la mesa del comedor.
Y bueno, teniendo en cuenta que estaban todas las luces apagadas, las ventanas y puertas cerradas.. ¿Alguien me explica de dónde provenían esos ruidos y por qué mi perro de repente se puso nervioso a mirar un punto fijo donde supuestamente no había nada extraño? Yo me quedé mirándolo, abandonando a la mitad el video de Youtube. Fue imposible no recordar Actividad Paranormal 2, que el ovejero alemán y el bebé eran los únicos capaces de ver al fantasmita. Tras lo cual, se abrió la puerta de la habitación de mis viejos, que recién había cerrado, a unos aproximados cinco metros de donde me encontraba yo. Empecé a reíme sola, de puro nerviosismo, y Rocko que no se animaba a acercarse. Dios.
Mi método de defensa fue encender todas las luces (es de día y entra luz natural por la ventana, pero no importa, las tengo que encender igual), prender la tele y escribir en el blog cualquier cosa para poder distraerme. Así que acá estoy. Y se podría decir que funcionó, porque, aunque se largó a llover y me asusté por mi gato golpeando la ventana para que lo deje entrar...
AY LA RE CONCHA DE LA LORA. Acabo de escuchar un ruidito metálico muy cerca de mí. Me agaché para ver si mi gato estaba jodiendo abajo del coso para tender la ropa, pero no está. Y nada más incorporarme, se repitió el ruidito.
Igual estoy bien... por lo menos Rocko no se puso a gruñir.
(Jaja, qué ridícula me siento)
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