lunes, 6 de febrero de 2012

Sobredosis de Activia

Okey, decidido: el diario de vacaciones va a servir únicamente de material para terapia. Acá lo tengo, ya impreso, al lado mío, listo para que Miriam lo lea. Tengo sed, ahi vengo..
La primer frase que imprimí fue: Es re loco como las hormonas fomentan mi bipolaridad. Listo. No voy a seguir transcribiendo. Como ya dije, sólo es material de terapia. 
Igual, yo no quería escribir sobre esto. Quería escribir lo que iba a escribir ayer y al final no escribí, así que lo escribo hoy, porque me sigo sintiendo exactamente igual.
No es que esté enojada. Quiero decir: cuando me encuentro en su compañía, a veces puedo olvidarme de las cagaderas que tuvimos y pasar un buen rato. Como en los viejos tiempos. Ponele. Sin embargo, siento que algo se rompió. Es como si... las relaciones fueran hilos ¿no? Bueno, a vos y a mí no nos unía un hilo... nos unía un cacho de lana. No, un cable de acero. Eso, vos y yo éramos tan sólidas como un cable de acero. Los problemas que tuve yo conmigo en estas vacaciones, convirtieron ese cable de acero en lana. Y tu exceso de Activia, hizo que la lana se redujera a hilo. Así que, al menos por ahora, nos une tan solo un hilito. 
No sé por qué me sorprendí. Quiero decir... yo sabía que te gustaba el Activia. A pesar de que el transito lento entre amigos es bueno. Jaja, qué metáfora pedorra elegí. Es que, bueno.. si hablamos de cagar.. fue lo primero que se me ocurrió. Admito que yo no me moría por el detonante. Pero.. tenía interés. Y vos me ganaste de mano. Fuiste al baño antes que yo, y me usaste de inodoro. 
Yo sabía que te gustaba el Activia, ya te sentaste en la cabeza de alguien más, ya otra persona había funcionado de inodoro, dos veces. Pero.. no pensé que era tu pasatiempo. Ojo, tal vez no es tu culpa, tal vez no lo controlas. Pero, yo que vos, dejo de tomar Activia y me banco el tránsito lento. Porque prefiero aguantarme antes que excretar sobre mi amiga.
No tengo ganas de hablar con vos, ni de que me hables, mucho menos de verte. Me molesta tan solo escucharte nombrar. Ay, soy tan injusta.. egoísta, me dijiste. Yo te dije zorra. Los zorros son rápidos y escurridizos.. así que no está tan errado el apodo que escogí para vos. Repito: me ganaste de mano. En este caso, la fábula de la tortuga y la liebre tiene un final distinto. Gana la liebre. O la zorra. Depende como lo veas. 
Sé que ya no puedo hacer nada, es en vano seguir enojada por esto. Pero perdí confianza en vos. Así que, está todo bien, pero mis pensamientos no cambian. Sigo pensando lo que pienso de vos, sigo sosteniendo lo que te dije aquella noche, antes de dormir. Ahora aprendí. Tengo que independizarme... yo no me había dado cuenta qué tan apegada era a vos. Era tu sombra. Bueno, se acabó. Es hora de despegarme, de ser yo quien refleje sombras en la pared, y no ser esa silueta oscura pintada en el cemento.
Así que.. si me niego a hablar con vos, no te sorprendas.  

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